A la hora de llevar a reparar su coche, los conductores tienen una gran oferta de mecánicos y de talleres a su disposición, pero elegir no es fácil, en especial si no se conoce el comportamiento del mecánico.
Una de las claves del éxito del mecánico es su reconocimiento, pero ser buen mecánico es una tarea complicada. La formación, habilidad y capacidad o los habitos del mecánico son aspectos clave para que un profesional del automóvil destaque por encima del resto y llegue a convertirse en el mecánico de referencia en su ciudad.
Sin lugar a dudas, la formación es fundamental para un buen mecánico. Históricamente, el mecánico autodidacta ha dominado el sector, pero cada vez hay más cursos de formación profesional para que los jóvenes -y no tan jóvenes- se formen en el sector. Pero la formación no debe acabar en el aula, sino que debe continuar en el taller. La automoción es un sector en evolución continua, ya que los coches incluyen nuevos sistemas constantemente y si un mecánico no quiere quedarse desfasado necesita conocer todas las innovaciones que surgen.
Otro aspecto importante es el inglés. Los equipos de diagnóstico suelen venir con las instrucciones en este idioma, y si no hay un buen diagnóstico la reparación puede no ser tan exitosa como quieren el cliente y el propio mecánico.
También se necesitan ciertos conocimientos de electrónica, cada vez más importante en los coches. No en vano, la mayoría de averías son problemas electrónicos. Los coches son cada vez más complejos, así que no hay que tener miedo ni a formarse ni a especializarse en ningún aspecto, ya que comprender el funcionamiento del 100 % del coche en sus reparaciones es casi misión imposible.
Si los conocimientos del mecánico son importantes, su comportamiento no lo es menos. Un buen mecánico debe saber interrogar a los conductores que le llevan su vehículo. Los clientes que saben de mecánica y dan buenas pistas sobre el problema escasean, por eso es vital saber qué pasó, cuándo se produjo el fallo, etc., para realizar un diagnóstico rápido. Esto no debe estar reñido con la amabilidad. Siempre hay que ser educados, transparentes y honestos. A nadie le gustan los engaños, y un cliente que se sienta engañado no volverá al taller.
En este sentido, hay que recalcar que para ser un buen mecánico hay que cumplir con las condiciones pactadas en tiempo y forma. Lo contrario denota una falta de profesionalidad que nunca gusta a los clientes.
Por otro lado, un buen mecánico mostrará pasión por su trabajo, pero sin descuidar la higiene. Lo importante es arreglar los vehículos, pero la imagen también cuenta. Los monos muy sucios o rotos, o una presencia poco aseada, perjudican la imagen del taller y del propio mecánico.
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