La bomba de aceite de un motor es, en cierto modo, como el corazón de nuestro cuerpo, pues es la que se encarga de distribuir el lubricante a la presión adecuada y de manera uniforme. Por ello, es un elemento esencial para el buen funcionamiento de un motor, que depende de la correcta lubricación del mismo para rendir al máximo y durante un periodo prolongado de tiempo.
A menor fricción, menor rozamiento, desgaste y exceso de temperatura, por lo que todos los componentes podrán trabajar de manera óptima y sufrirán las consecuencias del mismo de manera mucho más progresiva y controlada.
En esencia, la bomba de aceite se encarga de succionar el aceite del cárter para impulsarlo a través del filtro de aceite y los conductos en dirección a los cojinetes del cigüeñal y del árbol de levas. Gracias a ello los rozamientos indeseados pueden evitarse, así como que piezas estructurales del motor se dañen o agarroten, provocando el tan temido gripaje.