El aceite lubrica, refrigera y limpia las partes del auto sometidas a las más altas temperaturas y expuestas a fuertes momentos de fricción. Anteriormente los aceites se fabricaban para trabajar bajo ciertas temperaturas, pero hoy en día son resistentes a distintos rangos de calor, por lo que se llaman multigrado. La viscosidad es muy importante, pues un aceite demasiado espeso no circulará efectivamente y uno muy liviano no limpiará de forma correcta.
Existen tres variedades de aceites, el más común es el mineral (que proviene del petróleo), luego sigue el sintético (que se desarrolla en laboratorios) y el semisintético (con base mineral y aditivos sintéticos). El primero es el que más viscosidad tiene y los otros dos tienden a fluir más rápidamente.
Usualmente los fabricantes recomiendan el tipo de aceite que se debe usar, pues cada automóvil tiene un motor con características distintas y las autopartes de cada uno trabajan a diferentes niveles de exigencia. Algunos aceites son detergentes (es decir que también sirven para limpiar), otros antifricción y otros anticorrosivos.